Los cartularios son copias de documentos, recibidos por personas o entidades, que se transcriben completos o en extractos para asegurar su conservación y facilitar su consulta. Sirven como testimonio de la sociedad del momento, del estado de cuentas y propiedades de iglesias, monasterios y conventos; y de los cambios experimentados en la demografía, la cultura y las lenguas.
El cartulario es un documento público cuyo valor, como documento histórico, depende de la fidelidad con la que se reproduce el sentido sustancial del original.
La creación de los cartularios, a lo largo de su historia, está vinculada a situaciones de crisis y reformas administrativas o culturales. En estas circunstancias, en las que las se hace necesario localizar títulos relativos a bienes y derechos o documentos concernientes a la fundación o administración de entidades, los cartularios cumplen con la finalidad de facilitar la consulta de los documentos conservados en los archivos y servir como instrumento probatorio para que las instituciones puedan conocer y hacer valer sus derechos de propiedad frente a terceros.
Según Carlos Sáez los cartularios se pueden clasificar en tres grupos:
Los cartularios «primitivos consistían en la agrupación de originales cosidos y encuadernados, un segundo tipo son aquellos en los que se copia por extenso el texto de los documentos originales y finalmente están los que recogen un resumen del original«.
Fuente:
Concepción Mendo Carmona. El cartulario como instrumento archivístico.
Esta entrada es la respuesta a la pregunta semanal del Test mínimo: ¿Qué es un cartulario?–> Consulta las respuestas.