Mira a tu alrededor  ¿tienes cerca el libro que estabas leyendo?  fíjate bien  ¿qué es eso que asoma tímidamente del interior del libro? efectivamente…, el marcapáginas.

Un objeto cotidiano, sencillo, aparentemente sin más pretensiones que la de señalar el lugar en el que hemos interrumpido la lectura y al que, por lo general, prestamos poca atención. De hecho, a veces ni siquiera tiene entidad propia; para marcar la página sirve casi cualquier cosa, un post-it, un trozo de papel, una factura…, o nuestro lindo perrito ¡Todo vale! Estos son nuestros marcadores de andar por casa, pero los hay más sofisticados.

Hace unos días leía un artículo sobre un singular marcapáginas, Tweet for a Read, creado por Penquin Companhia das Letras en colaboración con la Agencia MOOD. Se trata de un marcador de páginas inteligente que te avisa, cuando dejas pasar más de una semana sin abrir el libro que estabas leyendo, enviándote un mensaje a tu perfil de twitter.

Una ingeniosa forma de rescatar al lector poco fiel que se distrae en las redes sociales y olvida que tiene un libro esperando.

La noticia me llamó la atención y como una cosa lleva a la otra, sentí curiosidad por conocer cuál habría sido la evolución del marcapáginas a lo largo del tiempo.

¿También  sientes curiosidad? pues aquí tienes el resultado de la búsqueda, un resumen con algunos de los momentos estelares en la historia del humilde marcapáginas.